TERCER CIELO. EL UNO PARA EL OTRO

sábado, 23 de febrero de 2008

MI CREDO

Creo que Dios cumplirá todas las cosas hermosas que me ha prometido.
Creo en el amor de mi madre.
Creo en la unidad familiar.
Creo que lo más valioso que tengo es mi familia; mis padres, esposa, hijos, hermanos, sobrinos, cuñados, tíos y primos.
Creo en el amor de mi esposa.
Creo en el poder alentador de una palabra de ánimo.
Creo que en esta vida todos merecemos una segunda oportunidad.
Creo que Cristo vendrá por mí un día no muy lejano.
Creo en el poder extraordinario de una sencilla oración.
Creo en el Padre Amoroso, en el Hijo Obediente y en el Consolador Espíritu Santo.
Creo que las cosas grandes nacen de esfuerzos grandes.
Creo que aún existe la amistad verdadera, pura y duradera.
Creo que soy un ser especial, único y creado para cumplir una misión que sólo yo debo ejecutar.
Creo que el fracaso no me impide alcanzar el éxito, al contrario me dice cuan cerca estoy de él.
Creo que cada día es una oportunidad de amar, perdonar, sonreír, triunfar…
Creo que mis fracasos al igual que mis éxitos son exclusivamente de mi responsabilidad.
Creo que la lectura constante de la Biblia nos enseñará a ser mejores padres, hijos, hermanos, amigos, trabajadores en fin la persona que nuestra sociedad necesita.
Creo que la verdad es siempre el camino más corto.
Creo que recogeré, en la misma proporción, lo que sembré; sea bueno o malo.
Creo que el amor es el sentimiento que une los pueblos sobre cualquier diferencia.
Creo que nuestro país saldrá adelante con el aporte, la dedicación y la constancia de cada uno de nosotros.

FAMILIAS BENDECIDAS

Desde del principio de la existencia humana Dios acordó que sus criaturas deberían de vivir en familia. Él realizó el primer matrimonio entre los únicos seres vivientes para el momento.
El propósito de Dios es hacer habitar la humanidad en familias. A Abram le dijo: “…serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (Génesis 12:3).
El hogar es un hermoso recinto diseñado para el disfrute, la recreación, la paz, la unión, el amor y la comunicación con Dios.
No es lugar para el maltrato, odio, rencor, venganza, humillación y menos para el divorcio.
Hoy es una buena oportunidad para dar gracias a Dios por nuestra familia y el lugar donde habitan nuestros seres queridos, porque Jesús es el Señor de ambos.
El Creador está dispuesto a restaurar, sanar y salvar a tu familia. Invítale y obtendrás múltiples beneficios para tu hogar.